viernes, enero 25, 2008

¡Un respeto, coño!

Es 21 de Diciembre de 1983, hacia las 23:30 de la noche. Mi madre, que me había enviado a la cama hace rato -por aquel entonces los niños de 6 años se acostaban a horas decentes- desiste ante mis constantes llamadas para preguntarle cómo sigue el partido y me deja levantarme y terminar de ver el mítico final del España - Malta. Parecía increíble que fuera posible, por mucha diferencia de calidad que hubiera nadie creía que el milagro fuera posible, al menos nadie lo creyó hasta el sexto gol.

Han pasado casi 25 años desde aquel entonces y a día de hoy -y a toro pasado, que es como resulta facil hacer de analista-, muchos son los que dicen que fue una gesta sin importancia; que los malteses se dejaron masacrar sin plantar batalla (pese a que nos calzaron un gol) y que hubo suculentos maletines que facilitaron la transacción. Todo eso puede que fuera cierto, sin embargo no deja de ser más cierto aún que, a día de hoy, nuestra selección española de fútbol sería incapaz de repetir la historia; sencillamente porque salvo honrosas excepciones sus jugadores no corren lo suficiente en un partido como para marcar 12 goles.

¿Qué nos ha pasado? Y hablo en primera persona porque me refiero al país, la selección de fútbol de un país dice mucho de su sociedad y de la mentalidad de la misma. Antaño la selección española era sinónimo de garra, de furia, de fuerza y bravío, adjetivos que han adornado a nuestro país desde tiempo inmemorial; nunca fuimos los mejores técnicamente, ni éramos "favoritos" para las eurocopas ni mundiales, sin embargo todos y cada uno de los partidos de la selección nos hacían vibrar; los jugadores se dejaban la piel en el campo y peleaban hasta el último balón, nunca estaba lo suficientemente lejos, nunca quedaba demasiado poco tiempo, nunca la ventaja era insalvable.


Para publicitar el mundial de USA 94 un anuncio sobre la selección española mostraba una puerta de toriles de la que, al compás de un speaker que anunciaba el nombre de cada jugador, un mihura lanzado a la carga aparecía (lamentablemente no he encontrado ningún video de dicho anuncio, cosas de la época pre-youtube). Recuerdo lo aplaudido y emocionante de aquel anuncio. Si se hiciera a día de hoy provocaría risas, ironía y, probablemente, contrariadas voces tachándolo de retrógrado, fascista e inhumano pues así las gastamos con la publicidad últimamente en este país de lameculos más pendiente de reabrir heridas y mantener distancias que de lamerse los golpes y hermanar concordias.

Curiosamente la idea de identificar a nuestros jugadores de fútbol con uno de los animales más poderosos y bravos de la naturaleza provoca risa a dia de hoy, pero por el contrario la prensa deportiva no para de encajarnos como virtuales ganadores de todas y cada una de las competiciones a las que acudimos -dios mediante hayamos logrado clasificarnos para jugarla, que cada día lo llevamos peor en ese paso. Claro que nadie se lo cree, pero no por ello dejan de bombardearnos con la idea hasta el punto de que las mentes débiles (que se reproducen por esporas en la vieja piel de toro) se lo acaban creyendo; y ojo que lo preocupante no es que nos creamos que vamos a ganar la copa de europa de fútbol, lo peligroso es creerse que nuestra economía puede ganar la champions league con la que se nos viene encima.


¿Tanto hemos cambiado en 14 años (ok, la primera foto es más antigua, pero a que se nota ya la diferencia)? ¿Hemos pasado en tan poco tiempo de ser una sociedad que se identifica por un grupo de gente que planta cara a rivales muy superiores a base de coraje a ser una sociedad que prefiere confiar en una exageración evidentemente manipulada de sus propias posibilidades?




Nos guste o no los espectáculos y deportes que paralizan un país son un fiel reflejo de su sociedad. España, pese a tener un nutrido grupo de deportistas de élite en muchas disciplinas sigue quedándose embobada frente al televisor mirando a un grupo de becerros -por contraposición a los mihuras de hace años, no porque sean cabestros que de seguro alguno lo será- que cobran tanto dinero en sus clubes que no sienten la necesidad de correr -ni de exponerse a una lesión- en un partido de la selección, donde hay algo más que sucio dinero en juego.

Y es bien triste, porque cuando hoy día se ve jugar a la selección de baloncesto uno recupera aquel vibrante sentimiento de antaño, ve a unos muchachos que se desloman y se dejan la sangre en cada jugada, hasta el límite de conseguir proezas importantes (como es dejar por debajo de 50 puntos a su rival en la final de un mundial) porque éstos, al contrario que los mihuras de hace años, sí tienen calidad suficiente para estar entre los primera línea del mundo. Esperemos que la emigración a las tierras americanas y su paso por la NBA los refuerce como personas y como jugadores, y que el dinero no los corrompa haciendo que la camiseta rojigualda deje de ser su inspiración, porque a día de hoy ellos inspiran a mucha gente; a mucha gente a quienes no engañan los periódicos que leen, a quienes saben que la verdad se obtiene buscando y observando lo que te rodea, a quienes no se conforman con un resultado aunque sea favorable.

Un respeto a la selección, coño, pero a la de baloncesto, un respeto por los deportistas de élite que se dejan la piel en cada entrenamiento y en cada partido. Y a ver si las estrellitas de la selección de fútbol (honrosas excepciones aparte, claro está) aprenden que este país no es de finos estilistas que beben licor de pijota en vaso alto de cristal y conducen coches de lujo; este país es de obreros con las manos llenas de callos, de gente sin estudios pero con agallas, un país de sangre corriendo por venas que a menudo la vierten de pura vergüenza; y a ver si se les contagia un poco de esa vergüenza y en el próximo partido que jueguen se esfuerzan un poco.

¡Un respeto, coño!

jueves, enero 10, 2008

No estoy de acuerdo, señor Wyoming

Leía anoche en el blog en el que escribe el Gran Wyoming que este caballero estaba a favor del canon digital. Aducía como argumento que las descargas a través de Internet suponen un negocio millonario en el que “todos” trincan (ISPs, productores de CD y DVD, productores de medios de reproducción, etc…) y que los autores también tenían derecho a trincar.

Y creo que no hay modo mejor de definir la situación, no sé si era su intención o si en el fondo todo el artículo era fina ironía que fui incapaz de captar en el momento; en este país es muy típico lo de trincar, todos quieren trincar siempre; maldito si nos importa el hecho de que el pan y la leche hayan subido un 40% en tres meses, o que las familias españolas estén tan endeudadas que en breve vayamos a tener que pedir hipotecas para comprar los libros de la escuela de nuestros hijos; el caso es trincar, al fin y al cabo las cosas no pueden estar tan mal porque nuestra economía juega champions que lo dice Zetapé.

Pues yo no estoy de acuerdo con usted, señor Wyoming. No opino que sea justo que cualquiera pueda trincar en este negocio; fíjese que se les llena a muchos la boca con las palabras “descargas ilegales” cuando en este país las descargas a través de Internet sin ánimo de lucro no son ilegales; si hubiese algo de malo, o si a alguien le interesase penalizarlas, hace tiempo que se habrían hecho leyes para ello. Pero usted lo ha descrito perfectamente; las descargas son un negocio, para mucha gente y no interesa a nadie que se ilegalicen, el canon en sí no es más que el estilo clásico de expolio en este país: hacer que pague Juan Pueblo.

No parece importarle que la práctica del canon sea abiertamente inconstitucional (como no le ha importado al gobierno ni a los jueces), ni el hecho de que esté fundamentado sobre una suposición. Aduce que seguramente habrá otros métodos, pero no hace referencia a ellos porque el actual le parece indiscutiblemente válido. Lo curioso es que cuando alguien presenta alternativas válidas y más que probadamente eficaces, la compañía de gestión de los derechos de los “autores” (que me permito la duda de que estén gestionando como dios manda dichos derechos, alguien debería pedirles transparencia de cuentas como se hace últimamente a la casa real) a la que está defendiendo se encargó de silenciarles con métodos más propios de un sindicato del crimen que de una institución plenamente legal.

A día de hoy se ha demostrado más que de sobra la viabilidad de otros sistemas para recompensar a los autores, basta con comprobar cómo Radiohead se ha convertido en número uno de ventas con un disco que vende por internet a cambio de "la voluntad". Y es que la gente no piratea para joder a los autores, sería estúpido hacer algo así, la gente piratea porque todo está muy caro. El señor Wyoming comentaba que cuando era jóven tenía que ahorrar varios meses para poder comprarse un disco, pero seguro que en aquel entonces también contaba con amigos y compañeros con los que se cruzaba discos originales, discos que sin lugar a dudas grababa en cintas, aumentando su modesta discografía y colaborando a enriquecer también el universo musical de sus camaradas, esta idea es el germen de una red P2P, lo único que ha hecho la tecnología es globalizar y magnificar... ¿más pérdidas para el sector? si eso fuese así las multinacionales habrían quebrado ya hace tiempo y no llevarían aumentando su volumen de negocio año tras año, nunca crean en una crisis cuando quien se la narra conduce un BMW. Quién sabe si ese Pequeño Wyoming de hace algunos años habría sido un contumaz pirata de haber tenido la posibilidad.

El canon digital es un expolio a los consumidores, otro de tantos que hemos encajado en los últimos meses con absurdo estupor. En un país como España, acostumbrado al deporte del trinque y en el que la sociedad se ha aborregado y aburguesado hasta límites insospechados, este tipo de cosas no sorprenden pero sí que joden un huevo.

lunes, enero 07, 2008

Diez deseos y diez promesas para el 2008

Bienvenidos de nuevo a estas páginas -por llamarlo de algún modo-, y feliz año 2008 tararí te la estrocho. Comienzo hoy a desarrollar mi promesa de año nuevo, liberación pusilánime de un deseo procastinado, y recupero la sana costumbre de escribir payasadas en este mi -tu, su, vuestro, vueso- blog.

Pues sí, yo, al igual que mucha gente sin fuerza de voluntad que promete todos los años ponerse a régimen y comenzar a hacer ejercicio, o aprender idiomas, o dejar de fumar, o dejar de comerse las uñas o cualquier otra cosa por el estilo; me he propuesto recuperar el ritmo y ponerme al día, escribiendo con mayor frecuencia -tanto en el blog como en mis proyectos novelísticos largo tiempo aplazados- recuperando mi antiguo vicio tecleador. Como la mayoría de los rollizos oficinistas que se gastarán una pasta en un chandal de Adidas o las marujas aburridas que abandonarán el cursillo de arreglo florar a los dos días, supongo que mis buenas intenciones durarán hasta que el curro me agobie un poco o hasta que alguno de mis otros vicios se quede sin tiempo para ser disfrutado.

Sea como fuere, y consecuentemente con la época del año, retomo desde ya el testigo y comienzo con fuerza escribiendo 10 promesas originales que pueden hacerse en año nuevo -por variar un poco y ser original- y 10 deseos que todas las personas de bien deberían compartir -así que si no lo haces ya sabes a qué atenerte.

También diré que mi intención era escribir hace ya algunos días pero que la gripe y la fiebre me han frenado, aún tengo algo de ambas y la garganta bien pero que bien jodida, con lo que si algo de lo que escribo les parece extraño o les ofende acháquenlo a las alucionaciones febriles, y si algo les gusta mucho o creen que debe haber sido escrito por un genio hagan lo mismo.

10 Promesas originales para el 2008

1.- Aprender chino: ¿Y por qué no? Llevas toda tu puta vida intentando aprender inglés, yendo a clases particulares, cagando para tus profesores del instituto a la voz de "si yo controlo baby" y a día de hoy todavía te pierdes con la introducción del cursillo que decía "Hi, I´m Muzzy". No te vas a poner a aprender el idioma de una potencia en decadencia, hay que estar al día. El inglés está demodé y el chino en alza; al fin y al cabo, China pronto serán los nuevos amos del mundo civilizado -eso si los EEUU no lían una nueva WWIII en la perreta por la pérdida del título, caso en el cual China será la nueva reina del mundo incivilizado que quede en pie-; con lo que es un buen momento para ponerse las pilas y comenzar el desarrollo de un buen futuro aprendiendo el idioma en el que se llevarán a cabo las transacciones comerciales en los próximos años.
Aunque parezca una chorrada, hay muchos sitios donde están comenzando a darse cursillos de Chino, esta promesa podría llegar a resultar verdaderamente útil.

2.- Adquirir un nuevo vicio: Todo el mundo promete abandonar sus vicios; para ser moderno y contracultural, lo mejor sería adquirir nuevos vicios. Si es usted de los que no tienen vicios mejor que mejor, su único problema será elegir su vicio favorito de entre el nutrido catálogo existente; si por el contrario es un vicioso con todas las de la ley le recomiendo que especialice uno de sus vicios más enervantes y molestos: si se muerde las uñas pase a hacerlo dándoles formas, si lo suyo es beber empéñese en hacerlo con bebidas especialmente extrañas y molestas de preparar, ¿es usted un adicto al sexo? ¡Enhorabuena! Internet tiene para usted una miríada de sitios donde aprender nuevas habilidades y abrir su mente -y su cuerpo- a fascinantes experiencias; adopte una nueva tendencia sexual, hágase fetichista, átese cables al cimbel o a las domingas, practique sexo subacuático, lo que sea mientras deje en paz a los niños, ya sabe lo que siempre han dicho en la tv "pezqueñines no, gracias, debes dejarlos crecer".

3.- Putear a alguien: Casi todo el mundo se propone ser mejor persona, tener más paciencia, añadir tolerancia a su vida, etc... No es que haya nada malo en ello, simplemente proponemos algo sutilmente diferente. Puede usted ser una buena persona, ser tolerante, amable, galante, pero elija a alguien, a un único ser -a poder ser que realmente se lo merezca-, y putéelo. No tiene que recurrir a grandes desgastes ni a incursiones nocturnas que terminen destruyendo el jardín de su objetivo; bastará con pequeños detalles que sean en el día a día como gotas que reboten en la frente de su puteado en una sutil tortura oriental. Eso sí, sea ingenioso, no se limite a sacudir collejas e insultar, no es ese el objetivo de la promesa, invente, imagine, destile pequeñas perlas de veneno en cada acción de sabotaje. Cada pequeña putada le hará sentirse mejor y le acercará a un estado de bienestar que le ayudará a ser mejor persona con el resto del universo. Procure también no pasarse de la raya, su puteado podría tomarse la revancha o, lo que es peor, denunciarle; no es nuestro objetivo acabar haciendo las promesas de año nuevo aferrados a una pastilla de jabón en el pabellón de mínima seguridad de cualquier prisión española.

4.- Batir un record Guinness: Es algo que mola y siempre viste mucho. La verdad que el tema a estas alturas está bastante jodido y es probable que le lleve más de un año alcanzar su record elegido; da lo mismo, tómeselo como un objetivo a largo plazo, algo digno sólo de los mejores. Nuevamente le recomendamos ser innovador y original, los record guinness están llenos de locos que llevaron alguna locura un paso más allá que el loco anterior y de listos que fueron los primeros en hacer algo a lo que nadie se le había ocurrido antes. Puede asociar esta promesa a la de adquirir un nuevo vicio, de este modo cuando alguien le repruebe su nueva adicción dígale que está intentando batir un record, las malas palabras se tornarán halagos y admiración.

5.- Hacer algo por el medio ambiente: Pero algo de verdad, muchos son quienes prometen hacer algo por él, ser más ecológicos, y se limitan a separar los desperdicios o a tirar las pilas en un punto limpio -si no lo hace a día de hoy debería empezar ya, aborrezco decírselo yo, pero nos estamos cargando el planeta y, a día de hoy, sólo tenemos éste-. Entre las recomendaciones más sanas yo abogo por el activismo en GreenPeace, pero a lo bestia, es decir, convertirse en un militante con todas las de la ley, tirando sangre de morsa a las famosas que salen de un coctel o escalando fachadas de edificios públicos para pintarlas con colores de guerra. Al contrario que en el punto tres aquí les recomendamos ir al extremo, unos cuantos toletazos o algún que otro impacto de pelota de goma no es nada cuando se hace por el medio ambiente. Si no es usted un hombre -o mujer- de acción pruebe a plantar un árbol, pero uno al día durante todo el año, verá que subidón en Diciembre cuando pueda comprobar cómo los brotes de Enero han empezado a crecer y cómo el erial del tío Pepe de la parte baja de su pueblo se ha convertido en un tierno protobosque gracias a usted.

6.- Rodar una película: Seamos realistas, no le estoy recomendando que haga la nueva entrega de Piratas del Caribe. Sino que coja una cámara de video, un puñado de amigos y se encierre durante unos días para rodar algo con pies y cabeza. Nuevamente les remito a la originalidad, grabarse con un móvil en medio de una tajada descomunal puede estar bien como hecho puntual, pero carece del valor que una promesa de año nuevo debe tener. El resultado final debería ser más digno de presentar a un concurso -aunque sea modesto y se presente con cierta vergüenza-, que de subirse al youtube. En el peor de los casos, y si no dispone de mucha gente ni de la imaginación suficiente, siempre puede rodar una producción de sexo casera -si su pareja consiente o si no se entera-, habrá dispuesto de una nueva y enriquecedora experiencia que contar a finales de año en las copas posteriores a las cenas navideñas.

7.- Inventar un nuevo refrán: Busque algo original, debe ser una frase cargada de sabiduría y aplicable a múltiples facetas de la vida actual, a poder ser debe rimar; intente que la frase esté preparada para Marzo a más tardar, y, a partir del día en el que la tenga preparada, no deje pasar una oportunidad en la que la frase se adapte sin soltársela a todos los presentes. Si persevera a final de año la frase se habrá extendido y en unos años su conocimiento y sabiduría se habrán unido al floclore popular del país. Si su imaginación no da para tanto pruebe modificando ligeramente algún refrán ya existente; un amigo mío postulaba que cualquier refrán español mantenía sentido si se le añadía el latiguillo "con las bragas en la mano", aunque pudiera cambiar su sentido original: "No por mucho madrugar con las bragas en la mano, amanece más temprano", "quien a buen árbol se arrima, con las bragas en la mano, buena sombra le cobija", "piensa el ladrón que, con las bragas en la mano, todos son de su condición". Hagan la prueba, les sorprenderá cuanta sabiduría encerraban las palabras de mi amigo.

8.- Practicar un deporte de contacto: Muchos son los que se proponen hacer deporte, apuntarse a un gimnasio, etc... Al final la mayoría de la gente acaba rindiéndose a las dos sesiones, y las principales razones son dos: que es demasiado duro para sus fláccidas existencias o que se aburren. Para evitar ambas cosas haga algo más radical, apúntese a muai thay, rugby o a peleas a bastonazos, si se rinde porque es demasiado duro nadie le podrá mirar por encima del hombro y llamarle nenaza -seguramente no tendrían huevos para hacer lo que usted ha hecho-, y si es capaz de aguantarlo enhorabuena, estoy seguro de que no se aburrirá nunca. Si usted ya es un hijo del infierno que practica siete clases de artes marciales y desayuna clavos con galletas le recomiendo hacer algo más radical, el barranquismo extremo y el puenting sin cuerda se cobran varias vidas al año, pero sus adeptos se cuentan entre los más duros del planeta.

9.- Meterse en política: Nuevamente ¿y por qué no? Este año hemos asistido al nacimiento de varios partidos políticos con serias -es un decir- aspiraciones políticas, desde Ciutatans al Partido Pirata. Para ser político sólo hace falta una cosa, echarle jeta a la vida; y sinceramente creo que este país necesita sangre nueva. Al fin y al cabo, ¿acaso cree que lo haría peor que los que a día de hoy nos representan o podrían llegar a hacerlo? Seamos serios, seguro que es una experiencia inolvidable y, quien sabe, a lo mejor dentro de unos años me llama vd. desde la Moncloa para darme las gracias emocionado. Si usted ya es político a día de hoy mi consejo es que haga algo de provecho en su vida y deje de andar jodiendo.

10.- Atentar contra una celebridad: Sin alarmismos, no exageremos, no le estoy recomendando pegarle un tiro en la nuca a Brittney Spears, aunque seguramente lo merezca. Mi idea es más mordaz, prepare algún tipo de acción grotesca y graciosa, algo parecido a lo que el incansable Borat hacía con Pamela Anderson en la película. Píntele bigotes a sus carteles en la presentación de una película, tírele pintura a su coche cuando le entreguen un premio, bombardee la casa de Guadalix de la Sierra con una tonelada de bombas fétidas, asegure en una veintena de foros de internet que ha sido acosado/a por un famosete de medio pelo de su mismo sexo. Nos remitimos de nuevo a la originalidad y la imaginación. Procure no traspasar los límites de la legalidad objetiva, si bien pocos jurados del mundo le condenarían por decapitar a un triunfito o a un gran hermano y comerse sus entrañas previa cocción en salsa bearnesa el objetivo de este propósito es poder reirse y disfrutar de su travesura sin tener que encontrarse haciéndolo en la cárcel. Considérenlo una versión avanzada del "Putee a alguien" escogiendo a una víctima famosa.

Y así, sin solución de continuidad, paso a compartir con ustedes 10 deseos de año nuevo que ojalá se cumplan.

1.- Que un triunfito/gran hermano le intente vender kleenex en un semáforo: Ha de ser esta una experiencia de gran alivio, me sentiría reconfortado con el mundo en el que vivo si algo así sucediera.

2.- Que se haga realidad al menos una de sus más abyectas y depravadas fantasías sexuales: Nuevamente sin niños, abyectas y depravadas, pero entre adultos que consientan. Ojalá todo el mundo pudiera disfrutar cada año de la satisfacción de al menos una nueva fantasía, desde que su pareja se disfrace de Chewbacca o Princesa Leia -freak style- a que lo unten con grasa de búfalo y un equipo deportivo desnudo del sexo contrario -o del mismo si es lo que le va- intenten capturarlo.

3.- Que Ramoncín sufra unas graves hemorroides: Si usted no comparte este deseo no es usted una persona de bien y le rogaría que abandone estas páginas.

4.- Que baje el precio de los pisos: Otra gente pide la paz en el mundo, que se acabe el hambre, que se cure el sida, que se dejen de matar ballenas. Puestos a pedir algo realmente jodido y necesario prefiero atarme a la realidad que más me afecta. Nuevamente, si usted no comparte este deseo no es usted una persona de bien y le rogaría que abandone estas páginas.

5.- Que el reagatón y sus demás versiones horteras pasen de moda: Más que un deseo esto es un anhelo. No voy a decir que si no lo comparte no es una persona de bien, pero desde luego su gusto musical deja mucho que desear.

6.- Que este año se ría más que el anterior: Pues sí, qué coño, reirse es saludable, liberador y fantástico. Ojalá todos nos riésemos más cada día, es más, ojalá yo pueda, desde estas páginas, contribuir en alguna medida a que se cumpla éste deseo -oigh me estoy poniendo tierno.

7.- Que la selección no haga el ridículo en la Eurocopa: Por favor, por favor, por favor, por favor, no me importa que nos quedemos en octavos, pero al menos que no de vergüenza ajena verles jugar.

8.- Que encuentren a los perdidos de LOST: Este deseo me lo mandaron en un mensaje navideño y me pareció realmente genial, así al menos dejarían de tocar los cojones con la seriecita de marras, o quizás no...

9.- Que el revival medieval/friki/fantástico de Hollywood perdure al menos otro año más: Los ochenta estuvieron llenos de pelis sensibleras estilo Pretty Woman y los noventa fueron la década de los thrillers y las road movies. Espero que la saga freak que invade Hollywood estos años no se acabe nunca.

10.- Que se cancelen repentinamente todos los programas del quore: Pues eso, paz en el mundo, que se acabe el hambre... lo que se suele pedir que sería genial pero que sabes que es imposible.

Bueno mes amis me duele un poco la cabeza y creo que me está subiendo un poco la fiebre. Les dejaré por ahora, confío en volver a escribir alguna cosa a no tardar mucho.
Que el año no os trate demasiado mal.


viernes, junio 22, 2007

Piratas y Corsarios

En estos días en los que falta un tris para que los señores de la asociación esa que "defiende los derechos de los autores" nos la meta pero que bien doblada con la connivencia de los políticos de una y otra ideología, viene a mi mente la dualidad que antaño existía entre piratería y acciones de corso y cómo se podría aplicar hoy día a la situación actual.

Como toque erudito aclarador para quien no esté puesto en la materia, diré que la diferencia entre piratas y corsarios durante la época del colonialismo era algo muy pero que muy finito. Cuando un barco se dedicaba a asaltar en alta mar todas las naves con las que se cruzaba, las cañoneaba, las expoliaba y pasaba por la plancha a la tripulación con mayor o menor mala uva, sus tripulantes eran automáticame clasificados como piratas. Cuando todo esto lo hacía un barco que portaba una bandera de determinado país contra los barcos de sus naciones "rivales" (a menudo ni siquiera era necesario que mediara un estado de guerra entre ambas) , entonces se trataba de corsarios, no de piratas.

En definitiva que en ambos casos nos encontrábamos con un barco que se acercaba al tuyo, lo cañoneaba, luego un montón de sucios macarras saltaban a la borda, acuchillaban a quien plantaba cara y a lo mejor también a los que no lo hacían, se pasaba por la tabla a los supervivientes y por la piedra a las supervivientas (como paso previo a la tabla) y se quedaba con todo lo de valor que hubiera a bordo; sólo que en un caso te lo hacían en el nombre de su graciosa majestad la Reina y en el otro en nombre de Long Jhon Silver.

Básicamente es una de esas curiosas paradojas hipócritas que tienen nuestras sociedades "civilizadas", como diría el inefable Al Bundy: "¿Por qué si matas en la guerra te llaman héroe y si lo haces en un ataque de cuernos te llaman asesino?".

Hoy día tenemos dos casos, por un lado los horribles piratas que están acabando con el cine, la música y todo tipo de expresión cultural pretendiendo disfrutar de la esencia de una idea sin pagar por ella; y por otro lado están los bienhechores, los defensores de la cultura, los paladines de las ideas, quienes lejos de buscar una solución a la grave crisis económica de su mercado, prefieren ir arañando duros a base de cobrar impuestos revolucionarios en festivales benéficos y gravando el avance tecnológico de la nación.

Se mire por donde se mire, en ambos casos estamos hablando de ladrones; curiosamente, en este país siempre hemos mirado mejor a los que roban cien millones de euros y se visten de traje que a los que mangan dos gallinas y se sujetan el pantalón con una cuerda, y es que entre ladrones, como para todo, aún hay clases.

La paradoja de esta situación es que, pese a que las industrias afectadas más directamente por la piratería no paran de quejarse de la terrible crisis del sector, año a año obtienen beneficios cada vez mayores y aumentan los precios de sus productos (¿alguien recuerda lo que costaba un CD de música antes del euro?).

Lo triste es, que quien realmente está destruyendo a los autores son quienes pretenden defender sus derechos. Cada día más, las grandes multinacionales de estos sectores comprometidos fomentan la proliferación de un común denominador. La gran mayoría de los productos que llegan al mercado son clones, se premia el consumismo de un mismo estilo de música, cine y literatura porque su éxito de ventas está probado, esto empobrece nuestra cultura mercantilizándola.

Hasta hace 10 años era prácticamente imposible que yo llegase a saber cómo puede sonar la música de un grupo de heavy metal noruego. Sencillamente porque, al no ser una música comercial, no existía una producción que trajese su música hasta mí. Gracias a internet pude conocer gente de lugares lejanos y estar en contacto con ellos, acercarles la cultura de mi región y tomar contacto con la de la suya y, gracias a la magia de la compartición, contribuir a expander el éxito de autores de calidad a tierras donde nunca habrían soñado siquiera con llegar.

Esto es lo que aterra a las grandes multinacionales, la competencia. Hace muchísimos años que se piratean la música y el cine, desde mucho antes de internet, incluso desde antes del CD ya se hacían y vendían copias de discos, libros y películas; por supuesto, no tanto como ahora, pero es que aquellos mercados tampoco eran tan monstruosamente grandes como ahora. El verdadero problema ha surgido cuando la piratería ha venido de la mano de la nueva información, el conocimiento de nuevas formas de cultura alejadas ha hecho que aparezca una nueva demanda a nivel mundial que compite con las formas localizadas de antaño; las compañías con una fuerte definición, que antes dominaban por completo el mercado, se han encontrado con una terrible competencia; cuando este movimiento comenzaba a nadie le preocupaba, ya que eran los elementos extraños a la zona geográfica los que se pirateaban, el "pirata" seguía comprándose su disco de hits del verano y bajándose el raro de folk finlandés porque era imposible comprarlo si no se hacía por catálogo; el aumento de la demanda, sin embargo, vino de la mano de nuevas empresas que optaron por competir acercando dicha demanda al público, optando por ofrecer productos no de masas, sino de minorías y descubriendo que la suma de varias minorías llega a ser, sino igual al tamaño de la masa, al menos sí mucho más rentable; sobre todo porque, llegado el momento de tener la opción de comprar cualquiera de los dos discos, el malvado "pirata" (que, por cierto, sigue comprándose un disco siempre que su economía lo permite) se compra el que más le guste.

Durante años, el sector del entretenimiento, particularmente el de la música (me parece el mejor ejemplo por ser el más sangrante), ha vivido más del marketing que de la calidad de sus productos. La revolución de internet no les está haciendo sufrir porque la gente haya dejado de comprar, sino porque ha dejado de comprar sus productos, los productos de mala calidad de las grandes compañías; y eso ni siquiera ha comenzado a suceder a una escala tan grande que los gigantes de la industria se tambaleen, pero sí lo suficiente como para que hayan decidido contraatacar, y, por supuesto, nada de hacerlo mejorando la cadidad, ese no es el estilo y además resulta caro; el mejor modo de hacerlo es bombardeando con cien cañones por banda, viento en popa a toda vela y, si es tirando a la santa Bárbara, mucho mejor.

No digo que la piratería masificada no sea un problema, está claro que hay mucha gente que ha pasado directamente a no gastarse un duro en música ni cine y se dedica a almacenar gigas y gigas de botín en sus bodegas; sin embargo la mayoría de la gente sigue gastándose la misma cantidad que hace 10 años, o puede que más aún proporcionalmente al crecimiento de la economía, lo que pasa que han pasado a hacerlo con criterio; ya no se compran un disco porque les ha gustado la canción que repiten hasta la saciedad en la radio, sino que lo hacen porque, tras escucharlo una treintena de veces en su casa, saben que es un gran disco y que vale la pena tenerlo original.

En esta nueva guerra que se ha abierto queda clara la necesidad de cambiar el modelo de negocio actual del mercado del entretenimiento. Algunas empresas ya han comenzado su remodelación, y vislumbro que a no tardar mucho esas serán las grandes ganadoras en los años que vienen (crisis económicas mediante, que particularmente en este país nos esperan años jodidos); mientras tanto, otras, amparadas por las asociaciones de gestión de derechos de autor, que no son sino sus "corsarios", se dedican a combatir en una sucia refriega por las migas que quedan de un pastel que se acaba. Lo único que me consuela es que, en un clásico ejemplo de la ceguera empresarial de quien lo quiere todo ya, intentan poner diques a un mar que avanza majestuoso e imparable.

Ya sabes, amigo cantautor, si yo soy un pirata tú eres un corsario.
La vida pirata es la vida mejor cooooon la botella de ron
sin trabajar, sin estudiar, y cooooon la botella de ron.

viernes, mayo 11, 2007

VS: Tetas reales vs Tetas falsas

Lo prometido es deuda y hoy comienzo esta nueva sección con el primer artículo Versus, el largamente esperado "Tetas reales vs Tetas falsas".

Antes que nada, antes de que la primera voz admonitoria me tilde de machista o se saque de madre cualquier frase que aquí pronuncien mis dedos al teclear sobre el qwerty, haré una declaración de intenciones con los Simpsons, nunca una serie de televisión ha sido tan clara y precisa a la hora de mostrar los sentimientos de una sociedad, y para este caso no van a ser menos.

Oh my god! (lo que quiero mostrar empieza en 4'20'', no encontré un video sólo de la canción)

Bien, superado el momento coral, hay que ponerse serios y discutir... ¿son mejores unas peras naturales o unas turgentes protuberancias operadas? Como en muchas ocasiones creo que en esta ocasión el depende sería el indudable ganador de la discusión, ya que ninguna de las dos opciones es ampliamente vencedora sobre la otra.

Por lo generar, las tetas operadas son auténticas maravillas de la ingeniería; siempre he dicho que los implantes de silicona son la demostración de que Dios no existe (ya que el ser humano ha logrado mejorar su obra), sin embargo tras el glamour del photohop y el video a baja resolución subyace un universo de cicatrices y deformidades capaz de quitarle el sueño al mismísimo Stephen King, ahí están, sin ir más lejos, las tetas de Ana Obregón, que dieron lugar en su momento a una de las más celebradas leyendas urbanas del famoseo de este país.

Está claro que un pecho operado, bien operado quiero decir, siempre va a llevar ventaja sobre su situación original, ya que al pasar por las manos expertas del cirujano se moldea y se acerca a la idealización del seno, a la imagen ideal platónica de la teta, lejos de la sombra cavernosa que fuera otrora. Por otro lado, una teta natural nacida con la fuerza y el espíritu suficientes, dotada de volumen y forma que la acerquen a ese seno ideal siempre, siempre, va a ser mejor que una teta manipulada por el bisturí; y eso es una verdad universal de la existencia, a la hora de la verdad, lo natural siempre es más sano y por si fuera poco el tacto, el movimiento, la cadencia y la sensación de saber que son naturales, ahí está la toxicidad; al igual que uno siempre preferiría comerse un tomate natural que uno transgénico, puestos a hablar de tetas siempre será mejor llevarse a la boca algo que no está relleno de un líquido tóxico de ingesta potencialmente mortal.

El problema de las buenas tetas naturales es su caducidad. Con el tiempo la piel se vuelve fláccida, las carnes se amorcillan y la maldita Ley de Newton acaba con todas las cosas bellas; lo cual no tiene por qué ser malo, ya que el resto del cuerpo les hará compañía (¿alguien se imagina ver a una viejecita de 80 años con las peras de Jenna Jameson?).

La teta es algo bello, sin duda una de las formas mágicas de la naturaleza (Dan Brown no tiene ni puta idea, tanto triángulo y tanta ostia), derivada de la esfera pero ligeramente manoseada y coronada cual pastel por una guinda de picante sabor, el pecho femenino es una de las cosas que más atraen a los hombres (y el que diga lo contrario miente o debería plantearse cruzar la calle a comprar armarios); probablemente un psicólogo os diría que la razón es que el cazador que llevamos dentro ve en unos senos grandes un montón de alimento para su descendencia, seguramente un psiquiatra lo relacionaría con la seguridad de la etapa lactante, un matemático con la inercia perfecta de la curva y un piloto de fórmula uno porque le recuerdan a las llantas de los coches. La verdad es que nadie tiene ni puta idea del por qué, pero es así, a los hombres nos gustan las tetas, es una verdad inanielable de la existencia, igual que "debajo de un peral siempre hay peras".

Esta verdad es la que, supongo, produce que las mujeres que no están contentas con su capacidad pectoral decidan pasar por el quirófano. Personalmente soy reacio a dejar que corten mi lustrosa y resbaladiza piel con lo que no logro comprender (salvo en casos extremos) que una mujer pueda preferir que le rajen el pecho y le introduzcan 450 ml de silicona antes que pasarse 6 meses en un gimnasio trabajando la musculatura pectoral (los resultados con un poco de autodisciplina son espectaculares), pero sin duda se está convirtiendo en un lucrativo negocio, tanto es así, que ya empiezan a verse incluso stravaganzas por la web del calibre de www.myfreeimplants.com una web donde las chicas pueden apuntarse para que un "patrocinador" les subvencione la mamoplastia a cambio de unas inocentes fotografías del resultado final. Sinceramente creo que esto es un poquillo pasarse y se acerca más al puterío que a la autorealización personal, pero allá cada cual con su idiosincrasia y con su cuerpo, si jamás censuraría a una meretriz por vender su sexualidad no seré yo quien tire piedras contra una moza por sacarse unas tetas al precio de un fotomatón (qué menos que hacerte las fotos con un profesional, ¡desagradecida!).

Finalizada la reflexión os dejo el enlace a una hermosa canción que profundiza en este tema tan serio.

A ver si reponen los Vigilantes de la Playa este verano, que ustedes lo gocen.

viernes, abril 20, 2007

10 razones por las que odio la música en este país.

Inauguramos por fin una sección largo tiempo anunciada, la "10 razones por las que odio", en esta serie (o no) de artículos iremos sacando a la luz razones para odiar cosas que dan asco, quizás no seas consciente de ello, pero te darás cuenta de que vale la pena odiarlas, estoy seguro de que tocaré tu fibra sensible con alguna de mis observaciones.

Con suerte en breve también comenzaremos los artículos "versus", otra sección largamente anunciada.

¿Por qué hay que odiar la música en este país os preguntaréis? La verdad es que 10 razones se quedan cortas y me temo que Google no tiene suficiente espacio de disco duro para anotar todas las cosas que se podrían poner para odiar lo que se hace en este país que algunos incultos intentan denominar "música". Ahí van mis razones:

1.- Melendi.
Este cabrón en sí, sin más, ya es una razón para odiar la música. Me retuerzo sólo de pensar en lo que hace y en cómo machaca una y otra vez nuestros oídos con sus "emotivas" letras cargadas de "problemática social" y lirismo. Vamos a ver... lo primero, ¿cómo cojones puedes ser un asturiano cantando rumbas y triunfar? Es que no me entra en la cabeza, o sea, me imagino a un catalán cantando una versión modernilla del "Chalaneru" y no me lo imagino sonando en los 40. Este tío puede decir misa si quiere, pero su "éxito" a mi me suena a discográfica y golpe de talonario, la cual es una razón para odiar la música por sí misma en este país.
Lo único que me reconforta es que, en una de esas extrañas paradojas que tiene la vida, un amigo mío le calentó los morros con los nudillos a este personajillo cuando niños, qué cosas, si llego a saber en qué se convertiría cuando se hiciera mayor hasta yo me hubiera acercado a pisarle la cabeza en el suelo, a lo mejor nos lo cargábamos y liberábamos las ondas de su tortura; moraleja: niños, no dudéis en meteros en peleas a diente partido, nunca se sabe quién puede hacerse famoso el día de mañana.

2.- Operación Triunfo y Gualtrapas Asociados S.A.
Un montón de mierda, eso es lo que es este programa que aprovecha que en este país somos consumidores de caspa en rayas de varios gramos para producir anualmente nuevos ídolos de la canción que, gracias a la orquestada dirección de los chupaperras que hay tras la producción, pasarán directamente de ser jóvenes en busca de una oportunidad a efímeras estrellas teledirigidas. La gente que quiere hacer música en este país las pasa realmente putas para conseguir sacar un disco, los mindundis de Operación Triunfo tienen la desgracia de encontrarse en el punto opuesto, se lo ponen todo en bandeja, pero tan en bandeja que casi no les dejan ni cantar. Son como esos niños que llegan a casa con trabajos de manualidades del colegio y sus padres, en vez de ayudarles, apartan al niño del trabajo, lo hacen ellos completamente y lo muestran orgullosos en un rincón destacado de sus muebles de salón con el título de: "my baby´s work".

3.- El reaggaton, el rumbatón, y toda esa mierda del montón.
Sencillamente el hecho de catalogarlo como música ya resulta insultante, en el mejor de los casos habrá algunos temas que puedan ser considerados como ritmo tribal. Me hacen pensar si la inmigración en nuestras fronteras no debería controlarse de algún modo.

4.- Eurovisión.
No importa lo que hagamos, no importa quién se siente en el despacho de la Moncloa ni quién controle los medios. Año tras año enviamos a gente a este concurso para hacer el ridículo a un nivel más elevado, ni siquiera somos capaces de enviar macizas como hacen otros países de música mediocre para intentar comprar votos. Menos mal que Lordi recuperó algo de clase para este festival expulsando a España, de paso, durante un año. Con suerte nos pasará lo mismo en la Eurocopa y los españoles de bien podremos descansar algún tiempo.

5.- El flamenco.
No pongo en duda que haya grandes músicos entre sus filas, incluso que pueda llegar a ser un arte. Lo que no logro comprender es esa maldita moda cultureta que se ha propagado durante veinte años en este país que hace pensar que un borderline tocando rítmicamente las palmas y quejándose sin parar es arte y cultura digna de abrir festivales a nivel internacional mientras una sardana, una muñeira o un xiringüelu (por citar tres simples ejemplos) son cosas de paletos. Nuevamente me suena a intereses ocultos dirigiendo a las masas como rebaños de descerebrados, me asusta que seamos tan vacuos como para no saber qué pensar por nuestra cuenta.

6.- El rollo Indie.
Sencillamente me da grima. Hubo un par de grupos en los 90 que se dejaban escuchar, incluso que hacían una música mínimamente decente. Su gran desgracia fue triunfar en España, automáticamente las multinacionales vieron el negocio, se convirtieron en una moda, los grupos de gafapastas se multiplicaron por doquier y ahora no hay modo de escapar a los conciertos veraniegos de cientos de grupos que sólo saben imitar a Nirvana o a Oasis poniendo cara de chicos malos. ¿Por qué fabricar 37 sabores de helado cuando aún no dominamos la vainilla?

7.- El heavy ochentero.
Odio a Obús, con toda mi alma. Ellos hicieron que en este país ser heavy haya sido sinónimo de hortera y rijoso. Por culpa de grupos como ellos hace más de diez años que no hay un grupo decente de heavy español porque se supone que aquí no puedes triunfar si no haces caspa metal. Aparte de todo, el Fortu debería haber sido sometido a juicios sumarísimos por el tribunal de la Haya hace años acusado de perturbar la salud mental de la gente con sus pantalones de leopardo y haciendo el pino en el escenario.

8.- Ramoncín.
No es nada objetivo, es puramente personal. Este tipo me causa ojeriza y me da repelús cuando le veo en televisión. Me indigna que su aire de cultureta trasnochado le conceda un espacio en las cadenas televisivas para arrojar su arenga antipiratería cada vez que le viene en gana; como si alguien piratease sus discos...

9.- La gente sin criterio.
Para qué nos vamos a engañar. Somos un país de consumidores, en general, vivimos tan bien que nos indignamos más porque se haga un spot publicitario "sexista" que porque los discos hayan subido de precio de 2.000 pesetas a 24 euros en unos cinco años. Y, salvo contadas excepciones, la gente compra lo que la caja tonta le vende. Artistillas de pacotilla abarrotan estadios de gente que ni siquiera se sabe las letras de sus canciones mientras Mozarts en potencia tienen que rebajarse a mantener la música como una afición o malvivir de componer canciones para la bazofia triunfante y tocar la guitarra en sus giras por una mísera guinda del pastel. No sólo permitimos que exterminen la música, sino que les pagamos por ello.

10.- Los 40 Criminales y toda la banda que corre detrás.
Por último narro a los grandes satanases, los belcebús de la cultura. Las multinacionales, las cadenas de radio que pregonan a bombo y platillo ser diferentes mientras ponen todas exactamente la misma música. El negocio de la música que nos vende a 24 euros un CD cuya producción cuesta menos de 20 céntimos; los prebostes de una industria que se rasgan las vestiduras en televisión hablando sobre las pérdidas millonarias que les produce la piratería pero luego se montan en sus Mercedes para volverse a sus mansiones (no conozco ningún productor de música que no tenga un cochazo, aunque sí he visto muchos músicos que tienen que ir a ensayar en autobús); los dj´s de radio que tienen el valor de decir que Within Temptation es una nueva banda que surge a raíz del éxito de Evanescence y se quedan tan anchos; la maquinaria bien engrasada, en definitiva, que día a día apuñala un poquito más la clave de sol de nuestro país, humillando y arruinando a gente que podría hacer grandes cosas simplemente por meterse un puñado de euros más al bolsillo.

Es vuestro turno, añadid vuestras propias razones.

viernes, marzo 02, 2007

Volver a lo de siempre

Ya tocaba un poquito de crítica de cine, o más bien de crítica social, o puede que simplemente sea cuestión de rajar por rajar (nombre que originalmente iba a tener este blog). Sea como fuere, hoy vengo a hablar de los Oscar, pero no en esa faceta frívola y anodina de corazón de invierno que ensalza lo bien que le sienta la bulimia a Reese Witherspoon (¿o sería peinado nuevo?) ni se pregunta si Nicole Kidman se ha puesto tetas o ha cambiado de marca de pantys. Lo que venimos a ensalzar hoy es el hecho de que por primera vez, una película 80% española se haya llevado 3 estatuillas de las de verdad (todo el mundo sabe que mejor película de habla no inglesa no es un Oscar de verdad porque sólo compiten las pelis rarunas), entre ellas una de las más importantes del apartado técnico/artístico como es Fotografía y lo que nos venimos a preguntar es por qué cojones dicha película fue presentada a los Oscar por Méjico y no por España. Curiosamente nuestro país se veía representado nuevamente por la película de turno de la señora manchega esa que rodó "Mujeres Bordes" en los 80, la cual, por cierto, no fue capaz ni siquiera de resultar nominada.

Esto me lleva a una serie de preguntas que me rondan la cabeza y que culminan en varios razonamientos.
Lo primero que me pregunto es si la ministra (como representante visible del ministerio) habrá siquiera visto las dos películas a las que estamos haciendo referencia. Me imagino que "Volver" sí, probablemente, ya que viste mucho hablar sobre el cine de Almodovar en las reuniones de culturetas a las que, indefectiblemente, te tiene que llevar el puesto de ministra; "El Laberinto del Fauno" por contra supongo que no la habrá visto, o, como mucho, de pasada en su casa en un screener chungo comprado en top manta.

La verdad que no me entra en la cabeza que en un año como éste, en el que el cine español contaba con muy dignas candidatas a ser nuestras representantes en el extranjero, hayamos tenido que volver a enviar lo de siempre. Y es que no escarmentamos, año tras año recurrimos al cine de pandereta y chopped que tanto gusta en los círculos gafapastas, promoviendo una visión grasienta y ochentera (si, Pedrito, admítelo, te quedaste enganchado en aquella década) de la realidad que nos rodea; no es que eso esté mal, no es que no se puedan enviar sus películas a los Oscar, que el jodío ya tiene hasta una estatuilla; lo que me parece repulsivo es que nuestros "dirigentes culturales" estén tan faltos de recursos y sean tan estrechos de miras que, pese a contar con fantásticas alternativas tengan que recurrir al chorizo de siempre que tanto repite.

Empiezo a pensar que los ministros de cultura suelen ser meros títeres plantados en un puesto que molesta poco y suele generar poca marejada (y tiene cojones que con la que cae en institutos y colegios a diario no levante auténticos tsunamis), tanto por el gobierno actual como por los anteriores. Habitualmente suelen ocupar el puesto mujeres, ¿será por la especial sensibilidad del bello sexo o porque así se puede meter una mujer más en la cúpula sin que toque mucho los huevos? que a lo largo de los últimos años, salvo por la honrosa excepción de Carmen Allborch, cometieron algunas de las más ridículas demostraciones de desconocimiento.

Tal vez sea ese el caso, y por eso llegado el momento de elegir película se puedan ver escenas tal que...
Ministra: ¿Ya toca otra vez elegir película para los Oscar? Joder que palo, Peláez ¿qué tenemos este año que valga la pena?
Pelaez: Bueno, Guillermo del Toro ha hecho una sensacional recreación de un cuento de hadas durante la Guerra Civil cargada con una fotografía sobrecogedora que...
Ministra: Uff suena a chancro, y lo de la Guerra Civil no me vale que luego los peperos me acusan de desenterrar fantasmas del pasado, ¿qué más hay?
Pelaez: Bueno, tal vez podríamos enviar Alatriste, toda una superproducción muy al estilo Hollywood con estrella incluida, sería una buena oportunidad de demostrar al mercado extranjero que aquí también podemos hacer cine comercial de una factura inmejora...
Ministra: No sé yo... no sé... suena poco nuestro poco hispano, muy como de fuera... ¿No ha hecho nada este año ese de las Mujeres Bordes?
Pelaez: ¿Perdón?
Ministra: Si hombre, el gordito ese afable que se tiraba a McNamara y que hace pelis con Carmen Maura y Victoria Abril.
Pelaez: (con cara de no dar crédito) Err... se refiere a Pedro Almodóvar claro, sí, ha hecho una estupenda película también este año, Vol...
Ministra: No tontolaba, Almodóvar no, el de las pelis de aquí de siempre, no el chaval de Tesis.
Pelaez: (sudando profusamente) Esto... me temo que confunde a Pedro Almodovar con Alejandro Amenabar señora ministra...
Ministra: Que no hombre que no, si hace unos años ganó un Oscar y todo que se lo entregó Penélope Cruz y gritaba ¡Pedro! ¡Pedr... ah.. claro... Almodovar, sí, ese es el que yo quiero. Pues venga mandamos la que haya hecho este año.
Pelaez: ¡Jawol! (taconazo)

Y es que no se explica otra razón por la que pueda haberse dejado de lado la oportunidad de, por fin, demostrar al exterior que, al igual que Francia, Alemania y otros muchos países europeos, aquí también se puede hacer cine de muy alta calidad, alejado de los tópicos habituales y capaz de competir en igualdad de condiciones en el mercado con el cine de palomitas yanki.

Supongo que con el ridículo que hay en este país en cuestión de política tardaremos muchos años en conseguir algo de seriedad en la parcela de la educación y cultura, históricamente ignorada y vilipendiada por los gobiernos. En fin, enhorabuena a los premiados y, muy especialmente, enhorabuena a Guillermo del Toro, pese a que no se llevase la guinda del pastel; manda huevos que tenga que venir un mejicano a enseñarnos cómo hacer películas sobre la Guerra Civil que no de grima ver, ardo en deseos de ver cómo finalizas tu trilogía Willy.